El Secretario General
Mensaje en ocasión del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA
1 de diciembre de 2014
En este Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, celebro los enormes progresos que el mundo ha venido haciendo en la lucha contra la epidemia del SIDA. Este año, los líderes mundiales se comprometieron a poner fin al SIDA para 2030. La estrategia de respuesta rápida que se acaba de presentar la semana pasada nos permitirá alcanzar ese objetivo.
En todo el mundo, casi 14 millones de personas ya tienen acceso al tratamiento contra el VIH. Hemos reducido la cifra de nuevas infecciones por el VIH en un 38% desde 2001. Hemos prevenido 1,16 millones de infecciones entre niños recién nacidos mediante el suministro de medicamentos antirretrovirales esenciales. Vamos bien encaminados para lograr que 15 millones de personas reciban terapia antiretroviral para 2015 y que la transmisión de madre a hijo se elimine en los próximos años. Gracias a la dedicación y el empeño de muchos asociados, incluidos los de la sociedad civil, seguimos ocupándonos de combatir y eliminar las leyes que estigmatizan y discriminan. Los progresos se están acelerando.
No obstante, esos adelantos siguen siendo precarios. En la actualidad, hay en el mundo 35 millones de personas que viven con el VIH, y de ellas, unos 19 millones no saben que están infectados por el virus. Hay lagunas importantes en la atención que ofrecemos a grupos de población clave. Dos de cada tres niños que necesitan tratamiento no lo reciben. En muchos países que tienen una elevada prevalencia de la infección por el VIH las mujeres jóvenes son especialmente vulnerables. En Europa Oriental, Asia Central y el Oriente Medio la epidemia del SIDA va en aumento, potenciada por el estigma, la discriminación y las leyes punitivas. Y la labor imprescindible de los sistemas comunitarios y las organizaciones de ayuda a menudo carece de apoyo. No debemos dejar a nadie de lado.
Me siento complacido y orgulloso por los avances que hemos conseguido. El legado de la lucha contra el SIDA ya se ha puesto de manifiesto en el enfrentamiento al ébola en África Occidental. Sabemos que los sistemas médicos por sí solos no bastan para proporcionar una atención de la salud adecuada. La justicia social, la democratización de la ciencia, la responsabilidad compartida por la financiación, los derechos humanos y la equidad de género, y un enfoque de la salud centrado en los seres humanos son enseñanzas que hemos aprendido en la lucha contra el SIDA y que se están aplicando en todas partes, incluso en nuestras deliberaciones sobre la agenda para el desarrollo después de 2015.
En este Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, exhorto a los dirigentes de todo el mundo a unirse en pro de nuestra causa común. Ya hemos comenzado a dar un giro a la situación y nos hemos fijado un objetivo audaz. Acabemos con el SIDA, todos juntos, antes de 2030.