Cada año en este día rendimos tributo a las parteras por su compromiso inquebrantable de salvar vidas y velar por la salud y el bienestar de las mujeres y los recién nacidos.

En el mundo, cada dos minutos muere una mujer a causa de un parto o embarazo; y en Guatemala muere al menos 1 cada día, por ello, también aprovechamos este día para promover el acceso universal a atención calificada, donde las parteras constituyen uno de los principales recursos para   prevenir que ocurran muertes evitables de madres y recién nacidos. 

Si todas las mujeres embarazadas tuvieran acceso a parteras diligentes y capacitadas que las atendiesen, estaríamos mucho más cerca de vivir en un mundo donde todos los partos ocurriesen sin riesgos. 

En lugar de ello, muchos sistemas de salud aún marginan a esta fuerza de trabajo mayoritariamente femenina; tratan de forma injusta a las parteras en lo que respecta a salarios, condiciones laborales y oportunidades de desarrollo de sus habilidades. Ello, sumado a un déficit mundial de 900.000 parteras, es reflejo de un supuesto existente de que no son trabajadoras sanitarias esenciales. Nada podría estar más alejado de la realidad. 

Las parteras salvan vidas. 

En todo el mundo, sobreviven y prosperan más madres y bebés en los países que invierten en una fuerza de trabajo de parteras capaces. Las parteras ofrecen información esencial sobre salud sexual y reproductiva —entre esta, sobre planificación familiar— y ayudan a las personas a sobrellevar cuestiones que a menudo son delicadas en una gran variedad de contextos, incluso en los entornos humanitarios. Con frecuencia, las parteras son las únicas trabajadoras sanitarias que atienden a personas en lugares de difícil acceso.

Las consecuencias de no contar con suficientes parteras cualificadas son alarmantes. El progreso logrado durante decenios para evitar muertes maternas se ha detenido. Cada año, 287.000 mujeres pierden la vida dando a luz en todo el mundo, 2,4 millones de recién nacidos mueren y 2,2 millones más nacen muertos. 

No tiene por qué ser así. Al subsanar el déficit en la cantidad de parteras, podríamos evitar dos terceras partes de las muertes de madres y recién nacidos, con lo que salvaríamos así 4,3 millones de vidas al año para 2035.

En Guatemala, anualmente un promedio de 400 embarazadas muere, dejando en promedio de 1,800 niños en orfandad, La formación de Técnicas Universitarias en Partería se inicia desde 2015 con el objetivo de facilitar una atención de calidad y con calidez a las madres y sus recién nacidos, lo más cerca de sus comunidades. Esta formación ha permitido a la fecha contar para el 2022 con 65 parteras universitarias que laboran en los servicios del ministerio de salud de las áreas con mayor mortalidad materna. Las parteras han permitido a la fecha mejorar la captación oportuna de las embarazadas, trabajar directamente con las comunidades para la detección temprana de signos y señales de peligro y fortalecer la organización para las referencias oportunas y facilitar el acceso a una atención de calidad para servicios integrales de salud sexual y reproductiva, logrando al final salvar las vidas de  542 mujeres.

Adicionalmente las técnicas universitarias en partería en Guatemala permiten una articulación con las comadronas tradicionales del país, este proceso de articulación parte del reconocimiento del rol desarrollado por las comadronas tradicionales como lideresas de sus comunidades, consejeras de mujeres, madres y familias y en muchos casos proveedoras de la atención del embarazo y el parto; esta articulación facilitada por las técnicas universitarias permite que el acceso a una mayor capacidad para resolución de las complicación obstétricas.

En unos 125 países, el UNFPA aboga con vehemencia por una atención obstétrica de calidad. Las pruebas demuestran que las parteras competentes pueden proporcionar el 90% de los servicios de atención esenciales en salud sexual y reproductiva; sin embargo, dada su escasez y el hecho de que no se aprovechan al máximo sus capacidades, solo cubren el 10% de dichos servicios entre quienes los prestan. Los modelos de atención dirigida por parteras traen consigo mejoras en los resultados de salud, un aumento en la satisfacción de los pacientes y una reducción de los costos. Si bien las parteras se ven relegadas con frecuencia a la periferia de la atención de la salud, todas las pruebas indican que deberían estar en el centro de esta.

Teniendo en cuenta que las tasas de mortalidad están estancadas y que el plazo límite para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de 2030 está cada vez más cerca, promover la obstetricia e invertir en esta es más importante que nunca. El UNFPA ha encabezado el impulso mundial en estos esfuerzos, como parte de ello ha publicado los informes de la serie pionera bajo el título El estado de las matronas en el mundo. Entre 2009 y 2022, el UNFPA ayudó a los países a educar y capacitar a 350.000 parteras, para lo cual se ciñó a las normas internacionales cuyo objetivo es mejorar la calidad de la atención que estas prestan. 

Hoy día, más países están logrando progresos para alcanzar la cobertura sanitaria universal, de acuerdo con lo establecido en los ODS. Ello ofrece la oportunidad de dar un paso hacia adelante que debería haberse dado hace mucho tiempo: aceptar formalmente que las parteras son trabajadoras sanitarias esenciales que merecen reconocimiento y tratarlas como tal. 

Todas las mujeres tienen derecho al acceso a servicios vitales de atención de la salud. Las parteras son fundamentales para lograr que lo tengan. Hoy, en el Día Internacional de las Parteras, reconozcamos plenamente sus aptitudes y contribuciones, e invirtamos en ellas a fin de salvaguardar la vida y proteger la salud y el bienestar de las mujeres y los recién nacidos, así como de las comunidades en general.