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1,21 millones; ese es el número de jóvenes de entre 15 y 24 años que habitan el planeta: el 15,5 por ciento de la población mundial, según estimaciones del Informe Mundial de la Juventud de las Naciones Unidas de 2020. 

Para mejorar el mundo que heredarán, este grupo socialmente consciente ha desencadenado su voluntad y poder colectivos para alzar sus voces a fin de exigir que las empresas y los gobiernos enfrenten cuestiones tales como las desigualdades de género, racial y socioeconómica, y el cambio climático. Sin esperar una invitación y sin permiso, las y los activistas juveniles reúnen a sus compañeras y compañeros, inician y nutren movimientos, trasladan lealtades a entidades que se correspondan con sus valores, hacen reclamos a líderes políticos y desafían el statu quo para ayudar a crear el mundo en que quieren vivir, un mundo en el que todas y todos podamos prosperar.  

Desde que la Asamblea General lo hizo suyo, en 1999, el día 12 de agosto se conmemora el Día Internacional de la Juventud, dedicado a reconocer y ampliar la importancia de la participación de las y los jóvenes en los asuntos de actualidad. El UNFPA defiende los derechos de las y los jóvenes y trabaja con miras a permitirles hacer realidad su potencial. 

El tema de este año es “Solidaridad intergeneracional: Crear un mundo para todas las edades” y procura combatir las distintas formas de discriminación por razones de edad y tender puentes entre las generaciones. Desde la sabiduría de la juventud hasta la energía y el idealismo de las personas mayores, debemos acoger y aprovechar los dones que aportan las personas de todas las edades y asegurarnos de que nadie quede atrás. Los problemas del mundo son demasiado complejos para que generaciones enteras no puedan proponerse enfrentarlos. 

La discriminación por razones de edad es una forma de prejuicio que a menudo coincide con el sexismo y el racismo, y puede tener efectos perjudiciales para la salud y la participación en diversas esferas. El UNFPA trabaja para alcanzar la meta de un mundo en el que cada persona pueda hacer realidad su potencial. Para las y los jóvenes, eso significa tener acceso a una educación sexual integral y a servicios de salud sexual y reproductiva para ejercer su autonomía corporal y tomar decisiones informadas sobre sus cuerpos, sus vidas y su futuro. Este derecho es fundamental para la autorrealización. 

Elogiamos los esfuerzos y aportes, grandes y pequeños, que hacen las y los jóvenes para corregir los errores del mundo y para invitar a otras y otros a compartir su camino. Las y los jóvenes de hoy son los líderes del mañana, y saben que nada cambiará si se quedan de brazos cruzados: el cambio sólo ocurre cuando se levantan y echan a andar. El UNFPA, que trabaja para poner a la mano de todas y todos sus derechos y opciones, les empodera para que para que lo puedan lograr.