Al conmemorar el Día Internacional de la Mujer y celebrar los muchos logros alcanzados por las mujeres, las adolescentes y niñas, debemos recordar que para demasiadas de ellas, la capacidad de vivir una vida saludable y productiva, libre de violencia, en la que puedan disfrutar plenamente de sus derechos, sigue siendo una aspiración. Es por ello, que el día de hoy es también propicio para renovar nuestro compromiso de cumplir, de una vez por todas, la promesa de la igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres, la salud y los derechos sexuales y reproductivos para todas las mujeres y niñas en todas partes.
En las últimas dos décadas se han logrado grandes avances en diferentes áreas. Un número menor de mujeres muere durante el embarazo y el parto. De hecho, hemos reducido la mortalidad materna casi en un 50 por ciento en el mundo. El acceso de las mujeres a la planificación familiar y atención prenatal también ha mejorado.
Más mujeres tienen acceso a educación, trabajo, y participación política. Más mujeres asisten a la escuela, con tasas de matrícula primaria acercándose al 90 por ciento. Ello tiene implicaciones positivas en otros aspectos de sus vidas y, de hecho, es beneficioso para todas las personas, incluyendo a los hombres. Las mujeres y las niñas educadas pueden tomar decisiones informadas sobre su salud y sus vidas. Pueden reclamar sus derechos y contribuir mucho más a sus familias y comunidades. Cuando ocupan posiciones de liderazgo, pueden trabajar con mayor eficacia, promoviendo el desarrollo sostenible, la paz, y la buena gobernabilidad.
No obstante, las mujeres y niñas siguen confrontando violaciones a los derechos humanos, incluyendo violencia y prácticas dañinas. Las leyes diseñadas para proteger sus derechos, donde existen, no suelen ser aplicadas. Una de cada 3 mujeres es objeto de violencia durante el transcurso de su vida, con frecuencia por alguien que ella conoce. Millones de niñas alrededor del mundo todavía están en riesgo de que le mutilen/cercenen sus genitales, a pesar de un siglo de esfuerzos para poner fin a esa práctica. Cada día, 20,000 niñas menores de 18 años dan a luz en los países en desarrollo. Nueve de cada 10 de estos nacimientos ocurren en un matrimonio o unión, lo que refleja el hecho de que el porcentaje de niñas que contraen matrimonio antes de cumplir 18 no ha cambiado mucho en los últimos años.
Al trazar el camino a seguir en el desarrollo, examinemos las bases establecidas hace 20 años en Cairo en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD), la cual reconoció que el empoderamiento de las mujeres y niñas era tanto lo correcto que se debía hacer al igual que la clave para un mejor bienestar para la humanidad – un mensaje del que se hicieran eco los dirigentes mundiales un año más tarde en Beijing.
El examen global de la CIPD+20 liderado recientemente por UNFPA, indica que han habido enormes ganancias en el desarrollo durante las últimas dos décadas. Pero también revela que la persistente desigualdad y discriminación continúa socavando los derechos humanos de demasiadas mujeres y niñas. Estas desigualdades, si no se atienden, amenazan con descarrilar el desarrollo. Es por ello, que al elaborar un nuevo marco para el desarrollo sostenible, es tan crucial que lo centremos en torno a las mujeres y niñas más marginalizadas y vulnerables.
Este Día Internacional de la Mujer, es un momento propicio para hacer realidad nuestra promesa a las mujeres y niñas del mundo. UNFPA tiene el firme compromiso de contribuir al logro de la igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres y la salud y derechos sexuales y reproductivos de todos, con énfasis en los sectores más marginalizados, particularmente las niñas adolescentes.
La igualdad de las mujeres y niñas significa un verdadero progreso para todos y todas, y es la clave de un futuro más sostenible.
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