Declaración de la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem
Las parteras en la primera línea: Trabajadoras de la salud, humanitarias, heroínas.
Cuando caen bombas o las inundaciones arrasan caminos y hogares, y donde los servicios están interrumpidos y la infraestructura ha colapsado, las parteras suelen ser las primeras en responder y estar en la última línea de defensa. Muchas recorren incluso los territorios más remotos y peligrosos para garantizar servicios esenciales que salvan vidas y protegen la salud y los derechos humanos.
En contextos humanitarios, las mujeres tienen el doble de probabilidades de morir durante el parto. Desplegar parteras como parte de cada respuesta humanitaria y de desastre nacional es una forma vital y costo-efectiva de reducir las muertes maternas evitables.
Las parteras pueden ofrecer el 90 por ciento de los servicios esenciales de salud sexual, reproductiva, materna y neonatal, incluyendo la planificación familiar. Además, apoyan a las sobrevivientes de violencia basada en género, que aumenta vertiginosamente durante las crisis.
Las parteras a menudo se ponen en gran riesgo al salir a brindar atención a mujeres y niñas en hogares y comunidades de difícil acceso en situaciones de crisis.
Sin embargo, la Partería no siempre es reconocida como la profesión de salud vital que es. La subinversión crónica en esta profesión se ha traducido en una formación inadecuada, falta de infraestructura y suministros, y bajos salarios —barreras que existen en tiempos de estabilidad y que solo empeoran en tiempos de crisis.
Los recientes recortes severos en fondos para la asistencia humanitaria amenazan con ampliar estas brechas, con trágicas consecuencias para mujeres y niñas en algunos de los lugares más desafiantes del mundo. Las parteras ya reportan un aumento en las tasas de mortalidad entre mujeres y recién nacidos en zonas de conflicto y contextos frágiles —una señal preocupante en lugares donde se reporta más del 60 por ciento de las muertes maternas globales.
Sabemos que las parteras podrían evitar dos tercios de las muertes maternas y neonatales, además de ofrecer enormes beneficios económicos y sociales —desde menores costos en atención sanitaria hasta una fuerza laboral más productiva. Mujeres y sociedades enteras serían menos vulnerables a las crisis y estarían mejor preparadas para recuperarse de ellas.
En este Día Internacional de las Parteras, hacemos un llamado a los gobiernos y donantes a unirse al UNFPA y a los socios en la iniciativa Aceleradora de la Partería, que busca aumentar las inversiones financieras y programáticas en las parteras —y en los sistemas que las respaldan— antes de que se pierdan más vidas.
Las parteras salvan vidas. Trabajemos juntos para acabar con la escasez mundial de casi 1 millón de parteras y para garantizar que podamos eliminar de una vez por todas las muertes maternas evitables.
